26 julio 2007

Los siete pecados capitales del jefe

El Cuestionario House, basado en el huraño protagonista de una popular serie norteamericana, pone en evidencia defectos frecuentes en los altos mandos


El dato de que la mayor parte de los directivos asciende por su preparación técnica, por su inteligencia lógica, por su mirada prospectiva de los negocios, pero suele fracasar por incapacidad para trabajar en equipo, por falta de sensibilidad hacia los demás y por ausencia de esa aptitud o inteligencia emocional (IE), que tan bien describió Daniel Goleman hace ya una década, no pasa inadvertido para los consultores organizacionales, que entienden que un buen liderazgo no puede quedar a merced de emociones desbocadas. Cada vez más las empresas entienden que sus líderes necesitan no sólo conocer sus sentimientos, sino también percibir si hay equilibrio en su vida laboral, su salud, sus intereses familiares, además de saber orientar el trabajo con los valores y las metas personales, habilidades todas que se basan en el autoconocimiento y la empatía. Contemplarse en el espejo de sus errores, reconocer sus propias emociones y efectos, ése es el objetivo que persiguen los entrenadores personales para el desarrollo del talento en los niveles de mando, según explica en una nota publicada por el diario español ABC Juan Carlos Cubeiro, director de Eurotalent, empresa dedicada al coaching individual y de equipo. Para descubrir a jefes quisquillosos y ayudarlos a enderezarse por el buen camino, Eurotalent diseñó un cuestionario de 21 preguntas que denominó Cuestionario House , en alusión al incorregible doctor de la serie televisiva Dr. House , un médico brillante, pero demasiado brutal en sus afirmaciones y carente de tacto en el trato con los subordinados. La herramienta ideada por Eurotalent -que cuenta entre sus clientes con ejecutivos de multinacionales como Telefónica, entidades financieras como BBVA, empresas del calibre de Nestlé o Bimbo, además de sindicatos, escuelas de negocios y universidades-, se basa en siete bloques de tres preguntas cada uno con los comportamientos prioritarios que el directivo debe cambiar si no quiere sucumbir.

Ira: 1. Pierdo el control en las situaciones que me sacan de quicio. 2. Utilizo la visceralidad como forma habitual de dirigir. 3. Mato al mensajero de manera frecuente».

Soberbia: 4. Añado un comentario personal en cualquier discusión o aporte de otro. 5. Le digo constantemente al mundo lo inteligente que soy. 6. Jamás practico el reconocimiento a los colegas y colaboradores.

Envidia: 7. Evalúo constantemente a los demás. 8. Le explico a los demás por qué no funcionan sus sugerencias (negatividad). 9 No expreso gratitud en ningún momento.

Lujuria: 10. Quiero ganar a toda costa, aun machacando al otro. 11. Hago comentarios despectivos, abusando del sarcasmo. 12. Escucho apenas a los demás.

Avaricia: 13. Oculto información para parecer más importante. 14. Empiezo cada comentario con un no o un pero (porque yo soy el que tiene siempre la razón). 15. Me apunto siempre los tantos de los demás (el robamedallas).

Gula: Es el deseo desordenado de comer no sólo ligado al alimento o bebida, sino a los objetivos y las relaciones .16. Me obsesiono con alcanzar los objetivos constantemente. 17. Abuso de filias y fobias (estás conmigo o contra mío). 18. No asumo jamás la culpa de mis errores.

Pereza: 19. Pienso que soy como soy y ya no puedo cambiar. 20. Me excuso o justifico constantemente. 21. Añoro el pasado.

Es evidente que si a los jefes se les enseña a conocer mejor sus propios sentimientos y tener más empatía con sus subordinados, les resultará más fácil establecer relaciones prolongadas o de confianza.

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