23 julio 2007

Lo bueno y lo malo en el e-learning

Tras cinco años como gerente de una asociación profesional de e-learning española, he tenido la suerte de ver y de conocer muchísimas utilidades para aprender a través de la red. También se han acercado a mí muchos clientes preguntando por un buen curso para aprender idiomas, habilidades, como vender más o mejor y en general para cubrir una necesidad.

¿Qué dices a alguien cuando sabes que no depende tanto de la solución como de la necesidad? Se ha escrito mucho sobre las causas del éxito o del fracaso de la teleformación, y muy poco sobre la realidad del receptor de esa formación.

Algo que es consustancial a la formación continua, y no sólo a través de teleformación sino en cualquier método formativo utilizado, es lo que se ha dado en llamar “motivar al alumno", y no hay mejor motivación para el alumno que poder aplicar los conocimientos que va a recibir. De otro modo abandonará el curso rápidamente, tanto si es presencial dejando de prestar atención, como si es mediante teleformación dejando de conectarse. La diferencia es que en el segundo caso se sabe y en el primero sólo se puede intuir o simplemente desconocer.
Pues bien, según mi experiencia, el éxito de la teleformación en cualquiera de sus métodos (pura, mixta, o como apoyo a la formación presencial) se dará exclusivamente cuando el contenido sea de aplicación para el receptor.

A un comercial al que se le roba tiempo para vender, y por tanto se le roban comisiones, sólo se le convencerá de aprovechar un curso cuando él mismo crea que va a conseguir mejorar sus resultados económicos aplicando lo que va a aprender. A un administrativo de una empresa nacional que jamás tendrá contacto internacional será muy difícil enseñarle idiomas porque no los utilizará y por tanto no tienen interés para él. Simplemente le estaría robando tiempo porque seguiría teniendo la misma carga de trabajo que si no asistiera al curso. Por tanto, piense en lo que el trabajador necesita y quiere aprender, y no sólo en lo que sería bueno para la empresa.

Una vez que se ha encontrado la motivación para el alumno, podemos empezar a buscar un buen curso para enseñarle lo que quiere o necesita aprender. Entonces podemos entrar en qué herramienta formativa es mejor o peor, e intentar no confundir tecnología con formación.
En la Asociación de e-learning hay una gran oferta formativa de compañías que desarrollan contenidos, de compañías que imparten formación, y de compañías consultoras de formación.

Cada una de las empresas ofrece soluciones diferentes que se adaptan en mayor o menor medida a la necesidad real de la organización. Lo mejor es mirar y comparar sin cegarse por el diseño, haciendo cursos piloto y tratando a la empresa de teleformación como un socio de negocio y no como un simple proveedor. Piense que el contenido no es bueno o malo por sí mismo, sino que depende de la preparación, de cómo se imparte, del seguimiento del alumno y, sobre todo, recuerde que ha de pedir lo mismo a un curso por teleformación que le pediría a un curso presencial. De otro modo estará abocado al fracaso, aunque le eche la culpa al “e-Learning”.

Fuente: Luis Miguel Muñoz

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