02 octubre 2007

La colegiacion del profesional en Relaciones Laborales

Un debate necesario (Lic. Marcos Ambruso)

En los últimos tiempos nos hemos enterado, con cierta dosis de orgullo profesional, el aumento de inscriptos en la carrera de Relaciones del Trabajo de la UBA. Esto, sumado a la apertura de carreras afines en La Matanza, Lomas de Zamora, y en varias universidades privadas, da cuenta del interés que despierta nuestra disciplina en los nuevos estudiantes, que la visualizan como una posibilidad cierta de salida laboral en un mercado de trabajo altamente desfavorable para la inserción profesional.

Paralelamente a este fenomeno, surge el reclamo de la necesidad de contar con instrumentos que definan claramente nuestras competencias. En este sentido, existen diversas iniciativas presentadas tanto en la Cámara de Diputados de la Nación como en diversas legislaturas provinciales, sin que a la fecha se obtengan los resultados esperados, en parte por la falta de unidad en la acción, en parte por la presión, sobre todo de los abogados, que ven de alguna manera cuestionado el monopolio que ejercen sobre actividades que, estiman, le son propias, como por ejemplo, la mediación laboral.

El reclamo de los graduados en Relaciones Laborales de contar con un instrumento normativo que los legitime y los coloque en igualdad de posibilidades con profesionales de otras disciplinas parece razonable, en la medida que no funcione como mecanismo limitante del caracter multidisciplinario de nuestra actividad y que no nos convierta en una corporación que repita los vicios de otros colegios profesionales.

Quienes hemos sido formados en la Universidad Pública debemos ser conscientes de la necesidad de contribuir a fortalecer el rol de los actores sociales, democratizar las relaciones laborales y fomentar el Dialogo Social. Por lo tanto, encuadrar nuestra actividad en el mero ejercicio de la práctica profesional de características liberales en el area de Recursos Humanos, no sólo significa limitar nuestra inserción profesional sino, sobre todo, renunciar a mejorar las condiciones laborales, económicas y sociales en que hoy se desenvuelven los trabajadores argentinos, incluidos nosotros.

Si el reconocimiento formal sirve para ejercer la docencia, intervenir en conflictos, representar organizaciones sociales, etc., bienvenido sea. Si el intento es desnaturalizar nuestra profesión limitándola a meros administradores de la crisis de empresas perimidas, o peor aún, con prácticas culturales corruptas, no cuenten con nosotros.

Nuestra sociedad necesita construir nuevos consensos. Las instituciones del trabajo no están exentas de este debate. Los profesionales de Relaciones Laborales tenemos mucho que decir y aportar al respecto. No nos limitemos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece que el debate es necesario y hay que plantearlo de manera urgente. Por otra parte, creo que el problema al que nos enfrentamos es que somos de una carrera "relativamente" nueva, y les venimos a "serruchar el piso" a profesiones que históricamente desempeñaron funciones para la cual nosotros estamos preparados.
Pero más alla de esta discusión, celebro que este tema se haga público y nos llame a la reflexión como colectivo.

Anónimo dijo...

yo igual no entiendo bien para que una matricula de la carrera, cual seria el argumento?

Anónimo dijo...

La matrícula otorga reconocimiento social y legal, con nombre y apellido. Es decir, cada uno de nosotros, al obtener nuestra matrícula estaríamos registrados en un "catálogo". No es un trabajo sencillo, ya que dentro de la misma debe abarcar otras cuestiones: se establecerían los límites del ejercicio de la profesión, las competencias, la ética, las incumbencias, etc... No debemos olvidar que trabajaremos con personas, por lo tanto definir lo que sería una "mala praxis" del Lic. de Relaciones Laborales cobra un rol importantísimo en nuestra profesión. Para debatir y enterarse sobre este tema pueden entrar en el link del Código de Ética profesional que hay en esta página.